Esta segunda residencia era sinónimo de disfrute para sus propietarios, una pareja que buscaba mayor comodidad, amplitud y almacenaje para acoger cómodamente a sus amigos y familiares en verano.

El proyecto buscaba abrir la cocina al salón, para compartir con sus invitados el tiempo de cocinar, antes de las cenas o comidas juntos, y a la vez, espacio de almacenaje para mantener el orden.

Entonces, por una parte, en el diseño del proyecto fue indispensable crear armarios a medida para almacenar, sin perder la sensación de amplitud tan importante en una vivienda pensada para acoger reuniones.

Y, por otra parte, se planteó una zona común con la cocina, con barra abierta al salón, taburetes de Inclass y acceso directo a la terraza.

Los materiales de interior y exterior son del mismo acabado, consiguiendo así amplitud y continuidad en los espacios.